martes, 22 de diciembre de 2009

El tipo



El tipo está por explotar, toma café como si fuera agua, no le importa nada, lo mismo le da morirse ya mismo que vivir setenta años más.

Pobre el tipo que no le importa y sale a fumar a la vereda dejando parvas enteras de ceniza que le impiden el paso a los transeúntes que se desplazan por el centro.

Pobre la mujer del tipo que lo espera día tras día construyendo en su corazón la telaraña de su pensamiento romántico de la tradición de la familia, sin verlo como lo que es: una llaga humana que crece a su lado y le duele a todo el mundo.

Pobres los hijos del tipo que no esperan nada del tipo y de la vida esperan menos porque la odian a la vida tanto como lo odian a él, sin saber todavía que ni siquiera eso siente el tipo por ellos, si para odiar primero hay que tener un corazón y el tipo no tiene.

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